El Cid vuelve a León. El personaje que encarnó Charlton Heston en la gran pantalla, suena ahora en la Catedral de León. El músico alemán Philipp Maximiliam Pelster graba en la Catedral una versión al órgano de la banda sonora de la legendaria película dirigida por Anthony Mann y rodada también en varios escenarios leoneses. Pelster graba a puerta cerrada, por lo que es un misterio cómo suena esta gesta musical.
El joven músico afincado en Baden-Baden se encierra desde hace días en el templo gótico cuando se va el último visitante y toca hasta pasada la medianoche. Fue el constructor del gran órgano instalado en la Catedral hace un año, el luthier Philipp Klais, quien aconsejó a Pelster que grabara su cedé en el instrumento más colosal que ha construido en su taller de Bonn. Pelster, que estudió en la University Mozarteum Salzburg con maestros como Daniel Chorzempa —un viejo conocido del público leonés que asiste al Festival de Órgano—, ha decidido rescatar la música que compuso Miklós Rózsa.
La banda sonora del filme rodado en 1961 logró dos nominaciones a los Oscar, por la mejor música y la mejor canción, The Falcon and the Dove (El halcón y la paloma). En la superproducción de Anthony Mann —marido de Sara Montiel—, Sofía Loren encarnó el papel de Doña Jimena, mujer del legendario caballero, el papel de Doña Urraca —la reina que decoró con sus joyas el Santo Grial— lo interpretó Genevieve Page, su hermano Alfonso VI, John Fraser, y el padre de ambos, Fernando I, Ralph Truman.
El autor de la música de El Cid, el húngaro Miklós Rózsa, que además fue maestro de John Williams, otro gran compositor de Hollywood, estuvo nominado al Oscar en dieciséis ocasiones y ganó la estatuilla por Recuerda (1945), Doble vida (1947) y Ben-Hur (1959). La genial música de Rózsa combinada con el magistral órgano y la sonoridad de la Catedral de León convertirán los 140 minutos que dura la banda sonora de El Cid en una nueva aventura épica. Y es que la música de la superproducción avalada por el historiador Ramón Menéndez Pidal suena, como casi toda la producción del compositor húngaro, grandilocuente, retórica y majestuosa.
Como dato curioso, Félix Rodríguez de la Fuente llegó a asesorar a Sofía Loren durante el rodaje de la película, en la que tenía que sostener en el puño un halcón sin asustarse.
