Presacristía

A continuación de la capilla de San Antonio hay una capilla que sirve de paso hacia la sacristía. En 1250 ya estaba dedicada a san Clemente y a Santiago. Tiene gran valor artístico el relieve que efigia al obispo Gonzalo de Osorio, labrado por el maestro Jusquín a principios del siglo XV; todo está ejecutado con gran detallismo lográndose una labor de orfebrería tanto en los ornamentos como en los atributos episcopales: aparecen san Pedro y san Pablo en el pectoral; san Miguel, casi miniado, en el báculo; las orlas de la casulla, sus plegados, adquieren calidad de tela sedosa y rica.

Las vidrieras expresan temas del Antiguo Testamento, como la Creación del mundo y de Adán, Jeremías, Daniel... y del Nuevo: éstas se refieren a la infancia de Jesús.

Frente a este espacio, el arquitecto Juan López construyó un retablito funerario compuesto por arco de medio punto sobre columnas estriadas, con hermosos querubines en el friso. La urna contiene los restos del obispo san Pelayo (875-878). Remata su ático con la figura del santo, mientras a su lado campean dos virtudes.

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