Tiempo ADVIENTO, Celebración La Inmaculada

 

Lecturas Bíblico-Litúrgicas:

1ª lectura: Gn  3,9-15.20.
2ª lectura: Ef 1,3-6.11-12.
3ª lectura: Lc 1,26-38

La Inmaculada tiene una prehistoria tan larga como la humanidad. Así nos lo presenta la Biblia. Su punto de partida es la existencia penosa del hombre sobre la tierra. Esta situación lamentable no pudo haber sido así desde el principio. Alguien introdujo un elemento desequilibrador de la acción de Dios. Y así apareció en escena el mito de la culpabilidad humana. (primera lectura). El hombre acusado se disculpa y culpa a la mujer; la mujer se disculpa y culpa a la serpiente; por la serpiente, creatura de Dios, la acusación va hacia atrás. Pero la excusa no elude el juicio de Dios, que está presente en todos los momentos.

El hombre descubre su desnudez ( no se trata de la desnudez corporal, sino de la espiritual, de la lejanía de Dios y de la pérdida de su amistad). La pena por la culpa inventa la aparición de algo ya existente: por su misma naturaleza la serpiente es un animal reptante; la mujer llega a ser madre con fatiga y dolor; el hombre alcanzará el sustento mediante el sudor de su trabajo. Esto fue así siempre. El cambio se limita a que los encausados reconozcan la penalidad y culpabilidad que únicamente son visibles desde la fe en el Dios que quiere ser próximo a nosotros y del que nosotros nos hemos alejado. La causa del nombre dado a Eva nos lo ofrece el texto bíblico de esta manera: “Adán llamó Eva a su mujer, por ser la madre de todos los vivientes” (Gn 3,20). En la mente del autor sagrado aparece la idea de la unidad del género humano.

La Inmaculada ha sido presentada como la explicación de todos los fracasos humanos originados en una culpabilidad moral ocurrida en los orígenes de  nuestros ancestros más remotos. Pero es más que eso. Muchísimo más. La Inmaculada es el logro más perfecto del poder fecundante impreso por Dios en aquella bolita insignificante a partir de la cual se originó y sigue ampliándose nuestro cosmos, lo que hoy comúnmente llamamos el big bang. Su luz potente ilumina la caverna oscura y tapona el pozo de las fauces abiertas con infinitas ansias devoradoras. Poder infinito creador de estrellas, de galaxias, de todo lo microscópico y de los elementos invisibles e indivisibles a partir de los cuales surgió la vida. Una vida que alcanzó su plenitud, después de muchos millones de intentos de superación, en su contacto personal con la Vida. Esta Vida, participada por una persona llamada María, nos es descrita en nuestro precioso texto evangélico, con las pinceladas magistrales de un gran artista. Las enumeramos a continuación: (segunda lectura).

a) El saludo que se le dirige se halla cargado con la acción divina efectiva y creadora.- b) Es partícipe de la plenitud de la gracia.- c) Se le garantiza la presencia de Dios en ella.- d) Los ojos de Dios, Dios mismo, se complace en ella.- e) Va a ser portadora de un hijo que será llamado Jesús = Salvador.- f) Su hijo será grande   e Hijo del Altísimo.- g) En él se cumplirán las promesas del pasado, porque será el portador de un Reino eterno.- h) La sombra o la nube que la cubrirá, significativas siempre de Dios mismo en su cercanía y protección de los hombres, se establecerá en ella.- i) El Espíritu Santo, la fuerza del Altísimo o la realidad divina, que son expresiones sinónimas, la convertirá en el lugar de su presencia.- j) El poder ilimitado de Dios hará posible lo que ella consideraría imposible.

Su temor del principio no es miedo, sino el respeto debido a lo sagrado que la envuelve absolutamente. El temor no es miedo sino obediencia a la voluntad de Dios; el comienzo de la Sabiduría (Sal 111,10). El que teme a Yahvé le conoce. El principio de todo conocimiento acerca a Dios en el encuentro con él. La acogida del don divino o de Dios como don inicia unas nuevas relaciones que la convierten en sierva-sirviente-instrumento de la obra de Dios que va a llevar a su culminación en ella. La esclavitud divina es indicadora de la verdadera libertad.

Lucas ha estado magnífico en su maravillosa descripción y la liturgia del día de la Inmaculada ha sabido recoger y resaltar los puntos mencionados. Nos los ha ofrecido como el espejo en el que mejor se refleja la belleza y la profundidad del misterio de la Inmaculada. No ha recurrido a la negatividad. Ha preferido la positividad para ofrecernos el magnífico cuadro realizado por el Artista supremo. El evangelista Lucas nos ha ofrecido, en lo que nosotros conocemos torpemente como la Inmaculada, la acción amorosa de Dios, que supera con creces la imagen platónica de la caverna y mucho más la del Dios sádico que nos arroja al pozo para sacarnos luego de él, y que a una persona llamada María la evita la caída por singular privilegio. El Dios que es amor, lo es siempre. No deja de serlo ni cuando se enfada. Entre otras razones, porque nunca se enfada.

Nuestra venida a la existencia manchados con el pecado original debe ser sustituida por nuestra llegada a este mundo en estado de gracia original. Esto significa que todo hombre, al entrar en la existencia, se encuentra en situación teologal de gracia y de amistad con Dios, incorporado ya a Cristo, sacramento universal de salvación, en estado de “gracia original”. La entrada del hombre en el mundo debe ser considerada desde la voluntad salvadora de Dios. Dios quiere que todos los hombres se salven y el argumento supremo que lo demuestra de forma irrefutable, con la evidencia que nos proporciona la fe, es el envío o la misión de su Hijo.

Cada hombre recibe la gracia divina con el originarse mismo de su vida, en el primer instante de su ser natural como tal individuo humano. ¿Igual que la Inmaculada? Este dogma exige una seria revisión. Fundamentalmente consiste no en  la ausencia de pecado, sino en la plenitud de la gracia. Remitimos a los puntos o pinceladas del cuadro de la Inmaculada que nos ofrece Lucas. La singularidad y el privilegio (de los que habla la Bula definitoria de la Inmaculada: “Ineffabilis Deus”, Pio IX el año 1854) deben ser entendidos en sentido inclusivo, no exclusivo. A María se le concede la gracia en forma ejemplar, como un modelo o paradigma, al estilo de la fuente de la que pueden beneficiarse todos los sedientos. Ella es el inicio de la nueva Creación, de la Iglesia de los redimidos, de la Humanidad nueva. Este es el sentido del significa inclusivo. Lo cual significa que no excluye a los demás que la reciben en menor perfección y riqueza de contenido y de consecuencias.

En nuestro lenguaje tenemos expresiones similares. Si decimos que S Hawking o san Agustín tienen una inteligencia “singular, privilegiada”, no sugerimos que los demás carezcamos de ella, sino que la tenemos en menor perfección y plenitud de sentido. Este nuevo planteamiento acepta con toda la obligada seriedad necesaria la visión evolutiva del mundo y el problema  de la mortandad de la humanidad infantil, es decir, la de todos aquellos que murieron siendo niños-infantes, a los que hay que añadir la inmensa mayoría de los seres humanos que han iniciado la vida y la han terminado sin haber llegado a conseguir la suficiente madurez religioso-moral; han muerto en “edad infantil”. ¿Son miserables porque son reos? Esta concepción agustiniana es sencillamente inaceptable.

El apóstol Pablo no habla de la Inmaculada. La incluye en el himno que canta la acción salvadora de Dios realizada en Cristo (segunda lectura). En la parte referida en la liturgia de hoy destaca los aspectos siguientes: a) El Dios que nos presenta el Apóstol nos ha bendecido en Cristo: las bendiciones o gracias que Dios nos concede son inseparables de él, que es la cabeza del Cuerpo. Se trata de bendiciones espirituales: son llamadas así porque surgen como consecuencia de la presencia operante del Espíritu.- b) El pensamiento de la elección (v.4) presenta a la Iglesia como el pueblo elegido. Ella es la atmósfera sagrada en la que vive el creyente. Quien vive en esa atmósfera sagrada debe esforzarse por llevar una vida en consonancia con ella.-  c) El pensamiento de la predestinación (v.5) no debe ser entendido de forma determinista, que quite la libertad al individuo. Se trata de la Iglesia como tal; los creyentes se adhieren a ella libremente, y en ella se convierten en hijos adoptivos de Dios por medio de su Hijo: hijos gracias al Hijo. Los creyentes no constituyen la Iglesia. Son constituidos en Iglesia.- d) La participación en la herencia de Dios (v.11-14), a oídos judíos evocaba el tema de la herencia de la tierra prometida. Con el tiempo, ésta se convirtió en el símbolo del reino de Dios: “heredarán la tierra” (Mt 5,4). La herencia es un concepto similar al reino de Dios, la Vida, la Gloria, la Adopción filial...

Felipe F. Ramos

Lectoral